Prensa I 1990
1) 5 de diciembre I El Comercio I Año 151 I Nº 80032 I Sección C I Cultural I Anselmo Carrera inaugura muestra de monotipias I Página C - 12
Después de dos años de ausencia en galerías, Anselmo Carrera inaugura esta noche en Fórum, su novena exposición individual.
Egresado de la Escuela de Bellas Artes de Lima, Carrera ha expuesto en numerosas galerías de Estados Unidos y América del Sur. En el Perú lo viene haciendo desde 1979.
Poco se conoce su obra y trayectoria gráfica, es por eso que en esta ocasión va a presentar 12 monotipias de formato grande. Conjunto en donde reúne todas las características de la pintura y del grabado, partiendo de imágenes gráficas de revista o periódicos viejos, que por el uso y abuso de ellas se toman con diferencia y cotidianeidad. Carrera, al recuperarlas las crea plásticamente, enriqueciéndolas a base de contraste, resaltándolos; imágenes triviales, trabajadas primero con la técnica serigráfica, para luego pintarlas encima, con esa mezcla de la sabiduría en el manejo de la materia y la instintiva gestualidad que lo caracteriza.
En las obras que va a presentar se pueden apreciar una sutil secuencia, nos conduce del tema inicial a la casi total abstracción.
Una vez más Carrera nos muestra la seriedad de sus planteamientos y un especial talento en su manejo técnico, no en vano ha ganado varios premios y becas internacionales y anualmente es invitado a las diferentes bienales gráficas europeas.
Esta exposición se podrá visitar en el horario habitual de la galería de lunes a viernes de 10 a.m. a 1.30 p.m. y de 5 a 9 p.m. y sábados de 5 a 9 p.m.

2) 9 de diciembre I Oiga I V Etapa I Nº 512 I En la cultura I Expresionismo gráfico I CVM I Página 61
Después de dos años, Anselmo Carrera exhibe doce monotipias en serigrafía, interpretación de la violencia cotidiana.
Luego de haber ganado el primer premio de dibujo de la IV Bienal Americana de Artes Gráficas (1981) Anselmo Carrera (Lima 1950) fue invitado por la Corporación Prográfica de Cali para integrar el portafolio de serigrafías “Cinco jóvenes pintores latinoamericanos”. En el vecino país conoció de cerca la amplia gama de posibilidades que la técnica serigráfica le brindaba a su estilo de trabajo. Antes de esta etapa sus creaciones habían transitado del dibujo a la pintura no-figurativa. Del uso del óleo (propio de su formación en la escuela de Bellas Artes) pasó al acrílico. Dejó el pincel y comenzó a pintar con el tubo, a raspar con una espátula, a esparcir, chorrear o salpicar color. La muestra que presenta en esta oportunidad combina el collage y la técnica serigráfica. Imágenes reconocibles aparecidas en diarios, pintadas y recreadas muestran una particular reflexión plástica sobre la violencia.

3) 12 de diciembre I Expreso I Año XXX I Nº 10713 I Cultural I Para su agenda I Exposiciones I Ana María Mejía I Página 28
MONOTIPIAS, Exposición individual de Anselmo Carrera en la Galería Fórum (Av. Larco 1150, Sótano, Miraflores.

4) 16 de diciembre I El Comercio I Año 151 I Nº 80043 I Sección C I Cultural I Crítica de Artes Plásticas I Anselmo Carrera: un artista de primera I Élida Román I Página C – 2
Entre las figuras notables surgidas en la década de los 70, la de Anselmo Carrera destaca no sólo por el innegable taento y fuerza que sus obras evidenciaron desde su aparición, sino por la persistencia, la insistencia terca de hurgar las posibilidades expresivas de técnicas y medios a los que ha utilizado con exigente urgencia y diestro manejo.
Luego de una ausencia de tres años, presenta ahora en la galería Forum, una serie de cuadros -a los que clasifica como monotipos y nosotros nos inclinamos por denominar técnicas mixtas- donde, tomando como soporte una serigrafía original, también de su autoría, construye nuevas formas y esquemas tensionales mediante sobreimpresiones e insistencia de trazo, siempre realizados con tintas de impresión, lo que da la posibilidad de un color seco, intenso y no brillante perfectamente adecuado a su composición.
El grabado original reproduce, en el medio inferior, con esquema escueto, una vista aérea de un sector del penal del Frontón, mostrando solo la silueta de edificaciones rectangulares al borde de una playa de rocas, y dando como indicio único la inscripción de signos y símbolos políticos.
Esta imagen ha sido disimulada, opacada o semioculta por la nueva intervención del artista sobre ella, quien busca crear -y lo consigue con éxito- la suficiente ambigüedad que permita la duda, la pregunta, casi el acertijo. La imagen que podría haber sido obvia se resuelve como posible; está en el espectador la certeza o la decisión de su presencia. Y sobre esta imagen-base, formas y estallidos, a veces dispuestos geométricamente, otras como masas cromáticas densas y axialmente organizadas, a veces como apariencia de gesto errático o impulsivo, adquieren las cualidades del acento y la adjetivación, el comentario subliminal y agudo, cuyo tono, dimensión e intensidad sólo se encontrarán en la percepción del espectador.
Este planteo asume un tanto la idea de ‘desenfocar’ la mente del espectador, en base a no proponer una estructura cerrada, concluida, sino por el contrario obligar al espectador a abrirse, a juzgar y precisar, por consiguiente a ser más consciente de sí mismo. Línea que en la pintura occidental de este siglo, y especialmente en la influyente escuela norteamericana de la temprana década de los 60, alcanzó auge y vigencia en la extraordinaria obra de Robert Rauschenberg, quien se auxilió del ensamblaje y el collage como medios.
Carrera pareciera perseguir un fin similar pero logra adecuarlos a la posibilidades de los términos de la pintura stricto-sensu, decantando prolijamente lo que pudiera asumirse como una tensación barroca. Su propuesta presente si bien admite la fuerza persistente y casi ascética del grabado, es desbordada por su propia vocación netamente pictórica. Son éstas (SIC) pinturas ortodoxas, de resolución casi clásica.
Es ésta una exposición de necesaria visita. Permite el reencuentro con un artista cabal y de primer línea en el arte peruano de nuestros días.

5) 23 de diciembre I Punto Aparte I Anselmo Carrera en Fórum. La dificultad de optar. I Gustavo Buntinx I Página 24
Para amplios sectores de la intelectualidad peruana, la ambivalencia es el signo de nuestros cargados tiempos. Tiempos terribles y portentosos en cuya confusión nos movemos, casi a tientas, por sobre los escombros de las fáciles convicciones de hace apenas unos años. ¿ Cómo estas a la altura de los nuevos retos?
Tal vez empezando por romper con la conspiración de silencio con la que ciertos medios cultos y/o elegantes intentan sustraerse de la gran debacle en la que nos encontramos los exilios interiores.
En esta tarea resulta particularmente atendible la reflexión que nuestros artistas jóvenes vienen haciendo sobre la violencia política, sin duda el problema que más profunda y decisivamente ha marcado la plástica peruana de los últimos diez años. Las opciones en este terrenos han sido del más diverso tipo, pero pocas transmiten el rigor y la honestidad que caracterizan la última muestra de Anselmo Carrera en la Galería Fórum.
Lo que allá se expuso escapa a toda definición tendenciosa. Lo que el artista parece poner sobre las paredes es su propia indefinición angustiosa, como individuo, ante el proceso de guerra que se generaliza entre nosotros. Para lograrlo, parte de una imagen extrema pero muy difundida: la fotografía aérea de las ruinas de El Frontón, tras el bombardeo absurdo con que se asesinó impunemente a cientos de presos. (A diferencia de hace unos pocos años, hoy hasta los políticos conservadores están dispuestos a admitir que las víctimas se encontraban virtualmente indefensas).
Hacia 1987 Jesús Ruiz Durand hizo una interpretación pictórica de esa misma visión sobrecogedora, realzando sutilmente aquellos detalles que apuntaban a quebrar el sentido aparente de la foto original. Sobre todo del impresionante emblema comunista que se mantiene casi intocado sobre las ruinas, como anunciando la victoria mítica que esa masacre significó para el senderismo.
Ruiz Durand explora las insinuaciones y contradicciones en la difusa memoria visual del periodismo. Aunque Carrera parte de las mismas fuentes, los desarrollos y conclusiones de su obra apuntan en un dirección distinta. En primer término reproduce en serigrafía la imagen original, pero luego la encuentra demasiado explícita y unidireccional. Procede entonces a matizarla con retoques pictóricos sumamente opacos, en un proceso gradual que culmina con el encubrimiento total de la visión perturbadora.
Es imposible no evocar aquí el gesto parecido con que hace años Armando Williams literalmente entierra bajo pintura imágenes fascinantes pero ominosas, como torres de alta tensión derribadas o incluso fardos funerarios en trance de ser abiertos. Ya Freud ha señalado que la idea de inhumación es la metáfoa perfecta del proceso psíquico de la represión: lo perturbador es negado y encubierto, pero se mantiene latente en las profundidades de nuestra inconsciencia.
Sospecho que en esta línea de análisis se podría encontrar a más de una relación de afinidad entre Williams y Carrera, evidente incluso en algunos aspectos del acabado formal (sobre todo aquellos que acercan la obra de ambos artistas a ciertos grabados tempranos de Rauschenberg). Pero interesa aquí resaltar las diferencias tanto como los elementos compartidos. Hay en la muestra de Fórum un nivel de sacralización y de ironía (aunque parezca contradictorio) que escapa a las perspectivas de los pintores antes mencionados.
Préstese atención al lujo discreto del passepartout y los marcos. O, mejor aún, a la tonalidad dorada de algunas de las piezas más importantes. El propio expositor tiende a explicar a estos detalles como una reminiscencia -¿una añoranza?- de la ostentación religiosa en la pintura colonial, con sus brocateados exuberantes y los acompañamientos de madera tallada. Creo que no es sólo indefinición lo que se expresa en este tratamiento, sino sobre todo un compromiso de fondo que no encuentra sujeto ni forma adecuada para expresarse con precisión.

6) 24 de diciembre I Caretas I Nº 1140 I Pobrezas y riquezas I Lo mejor I Páginas 68 – 71 y 73
Muestra de Israel en el Museo de Arte de Lima, Anselmo Carrera y Moico Yaker en Galería Forum; Tilsa Tsuchiya en Camino Brent; Ricardo Wiesse en Thaddaeus; Carlos Enrique Polanco en Trapecio; “Juego para Adultos” en 2VS; Carlos Runcie en La Galería.





7) 31 de diciembre I El Peruano I Nº 15907 I Cultural I Plástica 90. Balance sí, balance no. I Gustavo Búntinx I Página 24
El balance plástico de fin de año suele ser un ritual periodístico apresurado, en el que la crítica se pone (involuntariamente) al servicio de intereses personales o de mercado, cuando no de esas relaciones públicas tan indispensables para la coexistencia pacífica en el melindroso medio artístico limeño. Casi por su propia naturaleza, este tipo de recuentos tiende a derivar en rankings más o menos arbitrarios, donde comprobar lo que se silencia y margina puede ser mucho más interesante que asumir lo que se selecciona y privilegia.
Para quienes se sientan estimulados por este tipo de ejercicio, ofrezco en recuadro aparte mi propia y subjetiva lista de lo visible en el año que termina. Pero para fines verdaderamente reflexivos, el problema está en romper con un formato que impone a los comentariastas toda suerte de concesiones. Es lo que intentaré hacer la próxima semana.
FE DE ERRATAS
En el año que termina mis colaboraciones para El Peruano han sufrido algunos accidentes de trabajo. El 30 de octubre se publicó una versión de “Texto/textura” que las sucesivas mutilaciones me obligan a desconocer: el artículo completo puede encontrarse en el folleto de mismo nombre publicado por el Museo de Arte Italiano. El 25 de noviembre en la penúltima columna de “La inteligencia visual de Polanco” la frase “realzadas por un doble juego de circunstancias” apareció como “realizadas por un doble juego de circunstancias”. Más grave es lo sucedido a “La dificultad de optar”, mi artículo del pasado 23 sobre la notable muestra de Anselmo Carrera. Además de algunas erratas menores (la frase “Los exilios anteriores” debió distinguirse del resto del segundo párrafo con un punto seguido) se omitió imprimir las líneas finales, que a continuación trnascribo (mil disculpas al pintor y a los lectores):
Por cierto todo esto puede interpretarse como una vuelta política sobre una situación más estructural y antigua en la obra de Carrera. Ya desde principios de esta década se había observado en ella una situación de permanente duda y conflicto entre la línea y la mancha, lo gráfico y lo pictórico. Lenguajes supuestamente contrapuestos que sin embargo compartían un mismo y arduo soporte en muchos de sus primeros trabajos. Ahora este antagonismo y sus reconciliaciones parciales vuelven a ocupar el centro de la atención técnica del artista. Pero potencialmente en un desplazamiento que alcanza su máxima revelación en la intesidad de los nuevos temas escogidos.
El resultado es sin duda ambivalente por ininputable, justamente por hacer de la dificultad de optar -la dificultad de nuestra era- su desgarrado y sincero tema”.
